martes, 28 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
Fin de año
Faltan pocos días para que termine el 2010 y me gustaría aprovechar el momento para agradecer la participación de todos ustedes en este espacio que ya va a cumplir un año. No es este un blog de posteos frecuentes. Es apenas una especie de borrador de pensamientos, un anotador en donde intento clarificar algunas de las ideas que de una u otra forma andan dando vueltas en mi cabeza. En cualquier caso, me habría gustado escribir más y espero que así sea el próximo año. Estas últimas semanas han sido difíciles por el calor y el padecimiento físico al que he estado expuesto, pero aún así (o precisamente por eso) me dispongo a vivir un gran 2011. Y contra todos los lugares comunes, no porque espere un mejor año, sino porque espero un mejor yo para el próximo año. Les deseo a todos ustedes, entonces, lo mismo que deseo para mí: que sean mejores de lo que fueron en este año que se termina. Creo que es el objetivo más noble al que puede aspirarse.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Extracto de un libro que estoy leyendo
People who like to explore and learn always make mistakes. Curious
and intelligent people inevitably make errors. Someone who never
makes a mistake is a narrow-minded individual who stays in his shell,
never does anything new and always repeats himself. Whenever I hire
people, I tell them that I expect them to make mistakes—it is a part of
their job description! I also tell them that what makes me really angry
is when people repeat mistakes.
Making mistakes is a sign of learning and exploring. Repeating mistakes
is a sign of laziness, carelessness, or some neurotic problems.
There is a nice piece of advice in an old Russian saying: “Do not step
on the same rake twice!”.
viernes, 10 de diciembre de 2010
Café II
Una de las cosas que he cambiado radicalmente en mi visita a los cafés es la actitud con respecto a las propinas. Se supone que uno debe dejar el 10%. Muy bien. Eso es lo que un ciudadano bien nacido se supone que hace (salvo objeciones como una mala atención, etc., que pueden dar lugar a no dejar un centavo). Dejan el 10%, entonces, y si la cuenta queda redonda con un poco menos, dejan un poco menos. Digamos, $ 2 en lugar de $ 2,20. Lo malo de esa forma de propina es que uno le deja plata al camarero/a por obligación, y se nota, porque casi nunca excede el tácito 10%. En el mundo hay escasez, todo es escasez, y por lo tanto a la plata hay que cuidarla y cómo se te ocurre que voy a dejarle más del 10% a este tipo. Bueno, ahí es donde creo que está la trampa. En el poder del pensamiento. Ese pensamiento de escasez trae escasez. Uno es miserable, y recibe miseria. El punto entonces es que cuando me atienden bien (casi siempre) yo dejo más del 10%. Puede ser el 15, también el 20. Depende. Pero si el 10% son $ 2 siempre dejo $ 3. Es notable lo que esa mugrosa moneda adicional genera en el semblante del otro. Es como una ola de buena onda que va y viene. Y sí, yo creo profundamente en la energía. Para recibir hay que estar dispuesto a dar. Suena tonto, casi a frase hecha, pero es así.
lunes, 6 de diciembre de 2010
Café
Después de algunos meses de haber sido expulsado del paraíso (creo que ya les hablé de mi viejo café y su posterior conversión en antro expendedor de minutas) me complace saber que he encontrado un nuevo y cálido rincón desde donde contemplar el mundo. No es el típico cafetín porteño con boisserie y todas esas cosas que a mi tanto suelen gustarme, sino un moderno café de frente vidriado. Dicho así suena casi a una claudicación, pero no, su encanto principal reside en la vista que tengo desde mi mesa y en esos enormes vidrios que me hacen sentir como si estuviera en la calle. Es probable también que yo no sea el mismo que frecuentaba el viejo café y que aún en el caso de una hipotética reapertura ya no volviera. Quién sabe. Tal vez los expendedores de milanesas me hayan hecho un favor. Que uno disfrute de algo, sean cosas o personas, no significa que no haya un mundo por descubrir más allá de ese algo. El solo hecho de tenerlo claro debería ayudarnos a ser menos apegados y dependientes, lo que es decir más libres.
viernes, 3 de diciembre de 2010
jueves, 2 de diciembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
Las cosas habían andado más o menos bien cuando por fin se dio cuenta de que ya estaba demasiado lejos de la costa. Hasta entonces, le había gustado dejarse llevar y la sensación de ir a la deriva. "Hacer la plancha es como suicidarse", pensó. Resignado, el hombre se recostó una vez más sobre el enorme espejo de agua que lo rodeaba y se dejó acariciar por el sol hasta quedar completamente dormido.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Hoy inauguro un nuevo tópico en el blog: libros que me marcaron. Y lo hago con uno que pertenece a la denostada categoría de autoayuda (la que desde mi atalaya de lector serio rehuí durante años). Contra lo que el título pueda sugerir, este libro escrito por Napoleon Hill en 1937 (producto sobre todo de sus encuentros con Andrew Carnegie, magnate del acero y el segundo hombre más rico de su tiempo, después de John D. Rockefeller) no es simplemente un catálogo de reglas para lograr prosperidad económica. Es, más bien, una filosofía del logro y el desarrollo personal. Hill hace una radiografía del éxito (en el campo que sea) y repasa cada uno de sus componentes esenciales. Componentes que encuentra repetidos en cada uno de los personajes verdaderamente relevantes de la historia. El ADN del éxito. Eso es lo que nos ofrece este libro. Nada más ni nada menos.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Una de las cosas más dolorosas del paso del tiempo es la certeza de las vidas que uno ya no podrá vivir. En algunos casos tal vez no fueran más que sueños remotos sin ninguna clase de sustento. En otros, deseos profundos en los que se puso cierto empeño, aunque no todo el necesario. Como sea, había un valor en el hecho de soñar en sí, en sentir que todo podía hacerse, que todos los caminos podían ser trazados. Sin embargo, bien mirada, esa limitación puede tener un efecto benéfico: la capacidad de conectarnos con lo más esencial de nosotros mismos y poner el foco en aquellas cosas que dan sentido y permiten un despliegue pleno y profundo del yo.
sábado, 13 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Así como en los años 40 y 50 el jazz tuvo su cénit creativo, lo mismo puede decirse del rock en los 60 y 70. A cuarenta años de distancia, y con honrosas excepciones, se hace cada vez más claro para mí que lo mejor del rock ya pasó. No va a morir, del mismo modo que no murió el jazz. Seguirá habiendo gente que lo toque y, sobre todo, gente que lo escuche, entre otras cosas porque ningún género ha captado tan bien el espíritu contestatario y rebelde de la adolescencia ni tiene esa constante vocación celebratoria que por momentos llega al paroxismo (en ese sentido, se podría decir que el bebop y el hardbop son sus antecesores).
Lo maravilloso del rock es, además, que uno todavía puede ver a varios de sus más grandes creadores. Paul Mc Cartney, David Gilmour, Roger Waters, Toni Iommi, Jimmy Page, Ray Davies, Keith Richards, Angus y Malcolm Young, etc. A quienes de alguna manera nos importa, deberíamos sentirnos agradecidos de esa posibilidad. Somos los últimos y privilegiados testigos de una gran historia.
Lo maravilloso del rock es, además, que uno todavía puede ver a varios de sus más grandes creadores. Paul Mc Cartney, David Gilmour, Roger Waters, Toni Iommi, Jimmy Page, Ray Davies, Keith Richards, Angus y Malcolm Young, etc. A quienes de alguna manera nos importa, deberíamos sentirnos agradecidos de esa posibilidad. Somos los últimos y privilegiados testigos de una gran historia.
miércoles, 3 de noviembre de 2010
lunes, 1 de noviembre de 2010
Silencio (*)
Qué arte sutil y difícil el de aprender a cerrar la boca. Y sin embargo, por momentos, no hay manifestación más acabada de la inteligencia que el silencio. "Al hombre le toma dos años aprender a hablar y sesenta aprender a callar". ¡Cuánta razón tenías, Ernest!
* Dedicado a a., un lúcido frecuentador de este tópico.
* Dedicado a a., un lúcido frecuentador de este tópico.
miércoles, 27 de octubre de 2010
Néstor
No deja de sorprenderme la epidemia de hipocresía e imbecilidad que es capaz de provocar la muerte. Kirchner, un farsante autoritario, mentiroso, manipulador, ladrón, violento y mediocre resulta que es ahora "un líder pasional, un hombre de convicciones profundas". Esto lo único que me demuestra es lo que siempre supe: que esta sigue siendo una sociedad absolutamente inmadura, amante de los personalismos y los liderazgos mesiánicos, de todo tipo y color. Como decía mi ex profesor García Hamilton: "las sociedades maduras no necesitan líderes fuertes, del mismo modo que las personas adultas no necesitan la guía de un padre; allí donde reinan los hombres no hay instituciones ni ley y por lo tanto tampoco libertad".
martes, 19 de octubre de 2010
Leo en los comentarios a una nota (no viene al caso el tema ni el medio que la publicó) a una mujer que dice: "el amor (romántico) es generosidad, entrega al otro". Supongo que tal vez lo dice con sinceridad. Después de todo, la mayoría de nuestras pasiones navegan en aguas muy profundas y hay una larga lista de cosas que nuestra mente consciente no registra. Pero lo que no puedo evitar es sonreírme y pensar en la candidez en que algunas personas viven. ¿Por qué no decir que el amor romántico es, en sí, la cosa más egoísta del mundo? Lo que más nos importa, siempre, es conservar esa fuente de gozo que es el otro. A ver si se entiende: el otro es importante porque nos produce placer. Nada más. ¿O acaso uno elige a la persona más noble o a la que más lo quiere? No. Elige a quien le gusta (si es que está en condiciones de elegir). A veces creo que estas ideas rebuscadas son como la religión: un pésimo tranquilizador de conciencia para quien por alguna extraña razón necesita tranquilizarla.
jueves, 14 de octubre de 2010
miércoles, 29 de septiembre de 2010
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Ayer, mientras viajaba hacia Martínez, recordé algo que ya había pensado muchas veces (eso hago yo en los viajes en los que me encuentro totalmente solo: pensar y pensar): la gente es adicta a las emociones. Quiero decir, total y profundamente adicta. A veces podemos distraernos un rato con racionalizaciones, ideas bastante precisas de lo que es correcto, lo que conviene, lo que deberíamos hacer, etc., pero basta que nos topemos con algo o alguien capaz de activar el interruptor correcto para que todo el bello edificio se derrumbe. El mundo racional es apenas un simpático decorado con el que nos gusta recubrir nuestros deseos más caprichosos e incomprensibles. ¿Qué nos emociona? ¿Por qué? Responder esa pregunta es tan complejo como develar las razones que nos llevan a tomar un camino y desechar otros. No importa, de cualquier manera. Lo importante es saber que las emociones gobiernan al mundo. Sean capaces de proveerlas y todo les pertenecerá.
martes, 14 de septiembre de 2010
Argentina: cuadro de situación
Si hay un rasgo que distingue a Argentina de otros países es que acá, básicamente, todo está en discusión. Un grupo de estudiantes secundarios corta el tránsito en Buenos Aires con la consigna de expulsar al Jefe de Gobierno (¡y la presidente de la Nación les expresa su apoyo!), el abogado de la CGT presenta un proyecto para hacer participar a los trabajadores de las ganancias de las empresas (por supuesto que no de las pérdidas), un secretario de Comercio ingresa a una asamblea de accionistas privados al grito de "acá el dueño soy yo", repartiendo guantes de boxeo, y no solo no es expulsado de su cargo, sino que se lo premia con espacios de poder cada vez mayores, y la lista podría seguir hasta el infinito. Sí, en todos los países existen conflictos, pero acá hemos llegado al punto de discutir los fundamentos mismos de cualquier convivencia civilizada. Me refiero a los conceptos de libertad, orden y ley. Contrariamente a lo que piensa buena parte de la izquierda reaccionaria argentina, la ley es el presupuesto básico de la libertad. Sin ley no hay libertad porque impera la voluntad del más fuerte y la arbitrariedad lisa y llana. El problema es que la libertad presupone también una cuota enorme de responsabilidad personal. Forjarse el propio destino, no esperar tutelas de ningún tipo que garanticen nuestro bienestar, en fin, el abandono de la mentalidad infantil con su interminable cadena de paternalismos. Así estamos. Perdidos pero sin la menor intención de superarnos.
martes, 7 de septiembre de 2010
Mañana me voy a comprar una nueva guitarra. Realmente hacía muchísimo tiempo que no sentía tantas ganas de ponerme a tocar. El nuevo juguete es, por supuesto, una SG. Mi relación con la música es una de esas pocas cosas que jamás ha fallado. Mutan los estilos y el lugar en donde decido pararme. Lo que nunca muta es la intensidad.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Inteligencia emocional
Si hay algo que aprendí de Daniel Goleman es a reconocer cuando alguien empieza a empantanarse emocionalmente y a tratar de justificar su desborde con racionalizaciones ridículas. Lo detecto a kilómetros. Secuestro emocional era el término, si la memoria no me falla. El punto es que en ese momento en que la persona se siente ofendida, desafiada, etc., las emociones invaden el cerebro racional y ya no hay vuelta atrás. La discusión sigue y el secuestro emocional aumenta. Se libra una batalla de egos y ya resulta imposible cualquier clase de diálogo. Y aunque uno no puede impedir (necesariamente) ese secuestro, dado que es imposible anticipar todas las variables de una conversación por las cuales el otro puede sentirse agredido, sí podemos impedir que la pelea llegue a niveles absurdos. La alternativa es simple: abandonar la conversación. Decir "no estoy dispuesto a hablar en estos términos". Punto. Irse. Si no hacemos eso las cosas pueden terminar realmente mal. Los motivos de la pelea ya no son los mismos. Es mucho más subterránea y quedan implicados elementos que ni siquiera nosotros tenemos del todo claros. Hay que tener mucho cuidado. La capacidad de daño que tienen este tipo de situaciones es infinita.
lunes, 9 de agosto de 2010
Cuentos inconclusos
"Al salir del edificio, O’ Connor sintió por fin que las cosas empezaban a mejorar. La separación de Claudia, la muerte prematura de su padre, todo parecía ahora una pesadilla absurda que lo había dejado paralizado durante casi un año. Sí, tenía que mudarse. Su vida se había poblado de fantasmas y necesitaba un lugar donde acallar su pasado. Además, el departamento era muy lindo. Eso era innegable. Por fin podría vivir en un lugar acorde con sus expectativas y, por qué no, con sus necesidades. Un hombre afortunado. Eso había dicho el martillero al salir del edificio y O’ Connor estaba ahora dispuesto a creerlo. Al menos por un tiempo. Se subió las solapas del sobretodo y siguió caminando, distraído, hasta perderse por uno de los túneles del subterráneo..."
viernes, 6 de agosto de 2010
Dice Donald Trump en "El arte de la negociación" que cuando alguien, por ejemplo, nos hace una oferta de 80 en un negocio que involucra un monto de 100, queda muchísimo más satisfecho si nosotros contraofertamos 90 en lugar de aceptar sin reparos su oferta inicial. La pregunta obvia es: ¿cómo es posible que alguien que ofertó 80 se quede más contento si contraofertamos 90 en lugar de aceptarle sus 80 iniciales? Se supone que 90 es menos beneficioso para él. Bueno, la razón es simple: si aceptamos 80 su pensamiento inmediato es algo así como "puta, qué fácil aceptó; podría haber ofertado 60 y seguro que me lo dejaba en 70". Si en cambio hicimos la contraoferta de 90, su pensamiento tiende más a parecerse a algo como "bueno, conseguí una baja de 10, y está claro que ese es su piso, porque se mostró bastante firme; no está mal, después de todo, estamos a mitad de camino entre su precio y el mío". Lo interesante de esto es que he empezado a notar cómo funciona maravillosamente bien en otros órdenes de la vida. Hay una tendencia humana (bastante extendida) a apreciar mucho más aquellas cosas que han sido difíciles de conseguir. Concepto de escasez. Lo que no abunda debe ser mejor (en general, no importa si en verdad lo es, lo que importa es la percepción relativa del otro). Habría que tener esto mucho más presente.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Después de mucho tiempo, casi podría decir que he redescubierto este disco. No es que antes no me gustara. Para nada. Pero ahora, por alguna extraña razón, se ha convertido en uno de mis favoritos. Representa buena parte de lo que para mí significa el rock: exploración, juego, libertad, diversión, autenticidad. Y me seduce por muchas cosas: por la coctelera de estilos que es, por el hecho de que lleva su tiempo adoptarlo como favorito, por la forma en que fue creado y el mundo de historias que lo rodea. Exile on main street, un disco rarísimo, mítico, hermoso.
sábado, 31 de julio de 2010
martes, 27 de julio de 2010
Si hay algo que me sorprende es la profundidad que pueden tener los cambios personales con el correr de los años. Y me refiero a los cambios genuinos, no a los forzados. Cambios en el marco mental, en las ideas dominantes con las que alguien se maneja. Visto desde afuera, puede parecer que se traicionaron los viejos principios. ¿Cómo se transmuta una admiración por Cobain a otra por Onassis? ¿Cómo se pasa de sostener ideas de izquierda a ser un liberal convencido? Esto me trae el recuerdo de la charla de Steve Jobs en Stanford. Uno va haciendo cosas, va siguiendo un rastro sin saber muy bien (al principio) por qué lo sigue ni en donde va a terminar. Es el gobierno de las ideas. Cierto hartazgo en una vieja posición que, intuimos, ya no conduce a ninguna parte. El deseo (la necesidad) de ser otro. Quién sabe. El punto es que ya no hay vuelta atrás, por la sencilla razón de que uno ya no es lo que era y todo lo que queda por delante es hacer lo que siempre hicimos o debimos haber hecho: ser nosotros mismos. Un nosotros mutable, sí, pero no por eso menos auténtico.
miércoles, 21 de julio de 2010
Demagogia
El problema de fondo no son los políticos. Los políticos son, en su gran mayoría, oportunistas en busca de poder. Dicen lo que la masa tosca quiere escuchar. El problema de fondo es cultural y está en esa mayoría embrutecida e ignorante que prefiere pensar que las cosas son fáciles y que tiene derecho a una vida maravillosa a cambio de nada. Más: que si hasta ahora no la ha tenido es porque una minúscula banda de miserables (siempre difusa y esquiva) se la ha robado. Y no, la verdad es que en la mayoría de los casos no les han robado nada. Simplemente ellos se han robado a sí mismos. En particular, la esencial convicción de que todo, en última instancia, está en sus manos. Se debilitan. Se mutilan. Pero no contentos con eso esparcen su impotencia e intentan mutilar también a quienes los rodean inyectándoles el veneno que los ha hecho arrastrarse durante siglos: la rueda interminable y eterna de la demagogia.
domingo, 18 de julio de 2010
jueves, 15 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
Mercados
Me gustan los mercados porque son una selva. Porque no tienen piedad con la falta de competencia técnica y emocional. Porque para tener éxito hay que ser mejor que los demás y, sobre todo, mejor que uno mismo antes de entrar. Los que alguna vez hayan jugado al billar van a entenderme: una operación buena hecha en base a un análisis adecuado produce la misma felicidad que anticipar con un dibujo mental los movimientos de la bola antes de impactarla. Es una especie de éxtasis del ego. La bola va dibujando su recorrido, golpea contra otras, golpea en las bandas, y finalmente acaba por reproducir de manera exacta el diseño que teníamos en nuestra mente antes de taquear. Pueden ser más o menos complejos, como todo. Pero la sensación es la misma. O parecida. En realidad, en un medio tan poco propenso a tomar riesgos, no resulta fácil encontrar actividades tan consistentemente desafiantes.
En definitiva: me gustan los mercados porque me ponen a prueba en lo más básico y elemental.
En definitiva: me gustan los mercados porque me ponen a prueba en lo más básico y elemental.
jueves, 8 de julio de 2010
miércoles, 7 de julio de 2010
Cada tanto me gusta cambiar de piel. Está en mi esencia. Tiendo a mirar en retrospectiva y a hartarme de mí mismo. De mí, de otros, de lo que dije, de lo que pensé, de lo que otros pensaron de mí. Me canso. Me aburro. Encuentro nuevas ideas y me deshago de algo que empieza a asfixiarme. ¿Existe otra posibilidad, después de todo? ¿Acaso ser no es transmutarse?
lunes, 5 de julio de 2010
Hay un punto en el que ciertos caminos no tienen vuelta atrás.
Uno consigue lo que busca o literalmente se va a la mierda.
Una especie de crossroad, de laberinto en donde los senderos se desdibujan a nuestras espaldas. Se sigue caminando y no se sabe si en el horizonte nos espera el destino que soñamos o un precipicio. No lo sabemos, pero por alguna razón seguimos caminando y confiamos en el camino elegido. Y está bien así. Después de todo, nuestras elecciones son una de las pocas cosas que verdaderamente nos pertenecen.
Uno consigue lo que busca o literalmente se va a la mierda.
Una especie de crossroad, de laberinto en donde los senderos se desdibujan a nuestras espaldas. Se sigue caminando y no se sabe si en el horizonte nos espera el destino que soñamos o un precipicio. No lo sabemos, pero por alguna razón seguimos caminando y confiamos en el camino elegido. Y está bien así. Después de todo, nuestras elecciones son una de las pocas cosas que verdaderamente nos pertenecen.
viernes, 2 de julio de 2010
miércoles, 30 de junio de 2010
Se podría decir, simplificando un poco, que estoy tironeado por dos clases de energía. La primera, racional, obsesiva y controladora. La segunda, bohemia, onírica y propensa a destruir la rigidez asfixiante que por momentos le impone la primera. Sin embargo, esto que parece tan balanceado, hay un punto en donde deja de serlo. La primera casi siempre echa de menos a la segunda. La segunda jamás echa de menos a la primera.
lunes, 28 de junio de 2010
martes, 22 de junio de 2010
El sábado a la tarde me encontré con La Nación doblado en una de sus notas principales. En uno de los destacados decía algo como esto: "No es que sea pesimista; es que el mundo es pésimo". El autor de la frase, Saramago, acababa de morir y la nota en cuestión era una especie de homenaje al escritor portugués. Por alguna razón, pensé inmediatamente en su amistad y admiración hacia Ernesto Sábato, otro tótem de la alegría, y me pregunté cómo era posible llegar a viejo largando una frase semejante. Porque uno puede decir eso en la adolescencia y es perfectamente disculpable. Pero decirlo a los 87 años, cuando se tuvo todo el tiempo del mundo para aprender y sopesar las cosas en su justa medida, me parece de lo peor. Alguna vez dije que la imagen que tenemos del mundo habla más de nosotros que del mundo mismo, y creo que ese ha sido uno de mis grandes momentos de lucidez. Porque reconozcámoslo, el mundo es lo bastante complejo como para poder elegir el recorte de realidad que nos venga en gana. Ahora, ¿qué es lo que hace primar lo rastrero por sobre lo elevado? ¿Qué es lo que hace que lo primero tenga predominio emocional sobre lo segundo? Respuesta: una naturaleza débil y enferma.
viernes, 18 de junio de 2010
martes, 15 de junio de 2010
Café
Dinámica de lo impensado. Uno se sienta en la mesa de un café y casi sin proponérselo se convierte en testigo de un instante fugaz en la vida de otros. Frustrados, soñadores, mitómanos, cínicos, conformistas, aspirantes a la felicidad y el éxito. El arcoiris humano se despliega con sus claroscuros. Termino el café.
Por momentos no hay cosa más interesante que escuchar al hombre.
Por momentos no hay cosa más interesante que escuchar al hombre.
sábado, 12 de junio de 2010
Talento: apuntes provisorios
1. El talento no es importante (talento; habilidad muy pronunciada para hacer algo; bueno, el nombre que queramos darle). Lo único importante es hacer cosas valiosas.
2. Para hacer cosas valiosas no es necesario tener talento. Alcanza con no ser un negado.
3. Es prácticamente imposible ser un negado con algo que nos gusta mucho.
4. Los grandes logros, en el campo que sea, requieren de un gran esfuerzo.
5. Todo tiene un método (gracias Alejo, esta frase es tuya).
2. Para hacer cosas valiosas no es necesario tener talento. Alcanza con no ser un negado.
3. Es prácticamente imposible ser un negado con algo que nos gusta mucho.
4. Los grandes logros, en el campo que sea, requieren de un gran esfuerzo.
5. Todo tiene un método (gracias Alejo, esta frase es tuya).
martes, 1 de junio de 2010
Falsos espejos
Hace tiempo leí en un libro una cita que decía más o menos así: "Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter". Es tan simple que hasta parece estúpido. Sin embargo, por su misma simplicidad es una verdad que se le escapa a casi todo el mundo. El 99% de las personas padece de algo que he dado en llamar "el mito del don". Algo se tiene o no se tiene. Se es o no se es. Y ese pensamiento lleva, como es lógico, a la inversión de la cita inicial. Solo quien tiene carácter siembra ciertos hábitos, acciones y pensamientos. ¿Pero es así, realmente? No. Uno no es casi nada. No es el 99% de las cosas que cree que es. Deseo, voluntad y acción. Todo lo demás son imágenes deformadas por falsos espejos.
jueves, 20 de mayo de 2010
martes, 18 de mayo de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
El club de la milanesa
Ese es el nuevo nombre del café que solía frecuentar. En eso terminaron sus confortables instalaciones: en un vulgar expendio de minutas. Menos mal que por lo menos la ola de grasa no hizo desaparecer la puerta de estilo art nouveau. El club de la milanesa. Réquiem para una bella esquina de Buenos Aires en la que ya no queda lugar para caballeros como uno. Bah.
martes, 11 de mayo de 2010
Unos días atrás alguien que me conoce mucho me dijo que yo era un poco obse. Por supuesto que le dije que tenía razón. De hecho, ahora que lo pienso, creo que estoy en una de las fases más obse de mi vida. Nunca he estado tan enfocado en cumplir con ciertas metas esenciales. Y, para ser sincero, no solo me entusiasma el hecho de cumplirlas, sino también (y sobre todo) el proceso de transformación personal que implican.
lunes, 10 de mayo de 2010
viernes, 7 de mayo de 2010
Este último domingo, caminando por las plazas de Libertador (que no son otra cosa que una extensión de los bosques de Palermo) noté con cierta sorpresa el distinto impacto estacional del otoño en los árboles. Algunos ya algo pelados, con sus hojas totalmente amarillentas. Otros todavía con sus copas completas y luciendo un orgulloso verde. Y algunos pocos, créase o no, con flores. Sinceramente me pareció un regalo para la vista. Una explosión de colores dentro de un paisaje hermoso. Inmediatamente pensé que esos paseos eran obra de Thays y que eso no podía ser casualidad de ninguna manera. Qué notable. Casi cien años de muerto y sus paseos siguen siendo los más lindos de Buenos Aires. Eso es tener sentido de la posteridad.
martes, 4 de mayo de 2010
Verdad relativa
Hace tiempo que vengo escuchando hablar de “la verdad relativa de cada uno". Es un recurso que parece encantarle, sobre todo, a ignorantes y políticos autoritarios para evitar el penoso trance de tener que discutir argumentos. Uno escucha eso y lo primero que intuye es que esa gente no tiene la más mínima idea de pensamiento científico o lógica (elementos distintivos de Occidente, nada menos)
¿De qué hablan, entonces, cuando hablan de "la verdad relativa de cada uno"? Para mí no significa nada. Si a lo que se refieren es a verdades morales, me temo que la relatividad tampoco es tal. Dentro de un sistema ético determinado, hay verdades indiscutibles, en el sentido de que guardan coherencia con los principios de esa misma doctrina. Sería, entonces, verdad relativa al marco, pero verdad al fin. Por ejemplo, la doctrina católica según la cual el sexo está reservado al matrimonio y con objetivos de procreación es una verdad absoluta dentro de esa concepción moral. Ahora bien, yo como ateo puedo cuestionarla perfectamente desde el ámbito de la fisiología, la biología y la evolución. De ese cuestionamiento surgirían evidencias en uno u otro sentido, y ese resultado eventualmente determinaría cuál de las dos posiciones es válida (eficaz). Entonces, sería una verdad absoluta (relativa al catolicismo) o una falsedad insostenible (dentro de un marco de discusión general). Nunca una “verdad relativa de cada uno”. El problema es que en este ámbito, como en muchos otros, no se aceptan esta clase de cuestionamientos. Tienen ese privilegio. No tienen que sustentar con argumentos lo que dicen (claro que ellos ni siquiera hablan de “la verdad relativa de cada uno”; ellos directamente son los dueños de la verdad).
Pero bueno, el punto al que quería llegar es el siguiente: no existen “verdades relativas de cada uno”. Lo que hay, en las sociedades abiertas, es tradición científica y confrontación de argumentos. El método científico es, en realidad, lo más sano y honesto que ha generado el ser humano. Las cosas que se dicen deben ser probadas, y los argumentos, por buenos que parezcan, siempre son pasibles de ser cuestionados y revisados.
La ciencia es, por definición, abierta. Y lo es porque no busca dogmas, sino conocimiento y libertad.
Justo todo lo contrario a “la verdad relativa de cada uno”.
¿De qué hablan, entonces, cuando hablan de "la verdad relativa de cada uno"? Para mí no significa nada. Si a lo que se refieren es a verdades morales, me temo que la relatividad tampoco es tal. Dentro de un sistema ético determinado, hay verdades indiscutibles, en el sentido de que guardan coherencia con los principios de esa misma doctrina. Sería, entonces, verdad relativa al marco, pero verdad al fin. Por ejemplo, la doctrina católica según la cual el sexo está reservado al matrimonio y con objetivos de procreación es una verdad absoluta dentro de esa concepción moral. Ahora bien, yo como ateo puedo cuestionarla perfectamente desde el ámbito de la fisiología, la biología y la evolución. De ese cuestionamiento surgirían evidencias en uno u otro sentido, y ese resultado eventualmente determinaría cuál de las dos posiciones es válida (eficaz). Entonces, sería una verdad absoluta (relativa al catolicismo) o una falsedad insostenible (dentro de un marco de discusión general). Nunca una “verdad relativa de cada uno”. El problema es que en este ámbito, como en muchos otros, no se aceptan esta clase de cuestionamientos. Tienen ese privilegio. No tienen que sustentar con argumentos lo que dicen (claro que ellos ni siquiera hablan de “la verdad relativa de cada uno”; ellos directamente son los dueños de la verdad).
Pero bueno, el punto al que quería llegar es el siguiente: no existen “verdades relativas de cada uno”. Lo que hay, en las sociedades abiertas, es tradición científica y confrontación de argumentos. El método científico es, en realidad, lo más sano y honesto que ha generado el ser humano. Las cosas que se dicen deben ser probadas, y los argumentos, por buenos que parezcan, siempre son pasibles de ser cuestionados y revisados.
La ciencia es, por definición, abierta. Y lo es porque no busca dogmas, sino conocimiento y libertad.
Justo todo lo contrario a “la verdad relativa de cada uno”.
sábado, 1 de mayo de 2010
jueves, 29 de abril de 2010
miércoles, 21 de abril de 2010
lunes, 19 de abril de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
sábado, 10 de abril de 2010
Tres días (*)
¿Se podrá condensar en apenas tres días lo esencial de una vida? ¿Se podrá vivir y aprender lo suficiente? En realidad, uno nunca sabe cuándo van a llegar esas cosas que dejan huellas ni tampoco cuánto habrán de durar. A veces llegan cuando uno no está preparado, y no son. O sí, son aprendizaje, si se está en condiciones de aprender. Como sea, hay que estar preparado para que todo pueda, eventualmente, condensarse en tres días. Porque si hay algo imperdonable es contar con tres días y no saber aprovecharlos. A veces es necesario aprender durante treinta años para vivir tres días. La vida es así.
martes, 6 de abril de 2010
The secret
Hoy tuve una segunda prueba fuerte de la eficacia de la ley de la atracción. No voy a decir qué fue porque no viene al caso. Pero el hecho es que cada vez creo más en esto. Somos (o terminamos siendo) lo que pensamos.
domingo, 4 de abril de 2010
Épocas
Hay gente que tiene una tendencia muy marcada a creer que nació en una mala época, que podría haber sido más feliz si hubiera nacido en tal o cual otro momento (de hecho, yo era una de esas personas). Ahora lo veo de otra forma: por lo general, lo que uno siente con respecto al mundo habla mucho más de uno que del mundo mismo. Uno pone el foco en aquello que mejor sintoniza con su estado de ánimo, y en realidad creo que las cosas son lo bastante complejas e interesantes como para vivir en un estado de rechazo. No, definitivamente no creo que esta sea una mala época. De hecho, me parece una de las épocas más interesantes que nos han tocado. Me siento tremendamente agradecido de estar vivo en este momento.
Argentina
Hace unos días participé de una discusión en la que dije que no creía en Argentina (dije incluso que la odiaba, lo cual no es cierto; la idea era reflejar la frustración que me producía un país empecinado en el fracaso, pero creo que igual no se entendió bien). Lo que me gustaría remarcar es mi convicción de que en ciertos casos la lucha no tiene sentido. Cuando una sociedad persiste en el error de manera sistemática y no muestra la más mínima voluntad de aprender de sus fracasos y evolucionar, quedar en minoría es la fórmula perfecta para la frustración. Uno argumenta, trata de debatir posiciones de manera más o menos racional, y lo único que encuentra son pasiones desbordadas, intereses mezquinos, caprichos e ignorancia. Creo que la lucha tiene sentido cuando es individual o cuando es colectiva pero existe disposición a aprender y debatir (en la individual, se entiende, todo depende de nosotros y es mucho más fácil). No niego que ha habido mucha gente que ha luchado en entornos difíciles y en apariencia inmodificables, como Sarmiento en la Argentina del siglo XIX. Pero, como dije también entonces, yo no soy Sarmiento ni tengo alma de mártir. Me gustan las sociedades (y las personas) que son capaces de aprender la lección y evolucionar, no las que intentan justificar sus miserias con chivos expiatorios. Me gusta sentir que el esfuerzo y los malos tragos tienen un sentido, que los fracasos son instancias de aprendizaje que van a terminar por desnudar aquello que no funciona. Cuando no es así (como con Argentina) todo me resulta vano e insoportable. Necesito esa clave para entusiasmarme y no la encuentro. Y no, definitivamente no me interesa que me claven a ninguna cruz.
domingo, 28 de marzo de 2010
sábado, 27 de marzo de 2010
Eficacia
¿Hay algo más interesante que un logro?
Sí. Develar su mecanismo y ser capaz de replicarlo de manera permanente.
Sí. Develar su mecanismo y ser capaz de replicarlo de manera permanente.
viernes, 26 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
Tiempo
A veces me da por pensar en la cantidad de días intrascendentes (cuando no chotos y desagradables) que pasé con mi padre y en lo irónico que resulta que hoy no pueda robarle a la vida dos mugrosas horas para sentarme a tomar un café con él. Pido eso, nada más. Dos malditas horas. Pero no. El tiempo es lineal y pasa indiferente. Le da igual lo que uno haga con él y no admite dosificaciones.
Trascendencia II
Voy a decirlo de manera clara: soy ateo, le encuentro pleno sentido a las cosas en sí mismas, y sin embargo no me termina de convencer la idea de que somos simplemente materia. Tengo la impresión de que hay algo más, de que hay un montón de cosas que no entendemos y se nos escapan. Probablemente la necesidad de una idea de trascendencia (se le puede llamar Dios o como sea) tenga que ver con el miedo a la muerte. Es muy probable. A mí me gusta la trascendencia como tema filosófico, como inquietud intelectual, no como dogmatismo. Creo que es en el formato dogma en donde este tema se va a la mierda (bah, en realidad todo se va a la mierda con ese formato). Me parece que la mayoría de las religiones, casualmente, obstruyen esta discusión. Las personas se bloquean en una postura o directamente sienten asco por cualquier cosa que suene a metafísica. En ambos extremos creo que se peca de maniqueísmo.
viernes, 19 de marzo de 2010
Rozitchner
"Me parece que nosotros estamos indigestados de historia y de pasado. Y creo que un país que quiere crecer tiene que basarse en su deseo, no en el constante re examen del pasado. Esta costumbre nuestra me parece uno de los males que nos paralizan, creer que uno es lo que vivió antes (o peor: lo que vivieron antes OTROS), en vez de darse cuenta que la realidad se sitúa en el presente y va hacia el futuro. El pasado no es. Oprime a las personas. Basta de estar todo el tiempo tratando de descular cosas de antes, ¿no tenemos ganas de nada?".
jueves, 18 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
Cobardía
Visito foros de finanzas y pienso: es increíble la cantidad de gente que se mete acá para pedir consejos, para ver qué activo comprar, en qué momento, etc. Y lo peor es que nadie les dice que no deberían estar ahí, que si necesitan consejos en un foro lo mejor que podrían hacer es no poner un centavo en los mercados. Ni siquiera son apostadores. Los apostadores van al casino y disfrutan de los caprichos del azar. No, no son apostadores. Son cobardes. Quieren el premio sin esfuerzo. Sueñan con llegar lejos pero son incapaces de salir de su zona de confort y tomar riesgos. Y por supuesto, si las cosas salen mal, la culpa siempre es del otro, del imbécil que los mal aconsejó.
Es así, nomás: todos deberíamos tener un poco más de grandeza para conducirnos. Una imagen mucho más alta de nosotros mismos.
Es así, nomás: todos deberíamos tener un poco más de grandeza para conducirnos. Una imagen mucho más alta de nosotros mismos.
martes, 16 de marzo de 2010
Liberalismo
El problema del liberalismo es que exige más de lo que mucha gente puede dar.
En realidad, por sobre todo, exige una cualidad moral de la que muchos carecen: responsabilidad sobre uno mismo y su destino.
Podrían decirse muchas cosas del paso de la Edad Media a la modernidad, pero si hubiera que rescatar un solo elemento creo que sería la conquista de la libertad sobre los escombros de la seguridad. Es, en cierto modo, el tránsito de la infancia a la edad adulta. Las tutelas proveen estructuras, cubren necesidades básicas, etc., pero a cambio exigen sumisión y obediencia. Si se quiere libertad, se debe estar dispuesto a correr riesgos. En un esquema de libertad, ya no existen paternalismos a los que recurrir ante un fracaso. Ya nada está garantizado, excepto la posibilidad de liberar todo nuestro potencial para avanzar ante los obstáculos. Este esquema de libertad, tan denostado, ha dado lugar sin embargo a un desarrollo cultural, científico y económico sin precedentes en la historia de la humanidad. Las ideas liberales y el resurgimiento de la cultura clásica despertaron a Occidente de un letargo de casi mil años.
Sin embargo, el mito colectivista sigue ahí, latente. El deseo de una comunidad cerrada, de un orden más o menos estático, no se ha ido. ¿Será que el instinto de manada es, después de todo, una realidad inmanente?
En realidad, por sobre todo, exige una cualidad moral de la que muchos carecen: responsabilidad sobre uno mismo y su destino.
Podrían decirse muchas cosas del paso de la Edad Media a la modernidad, pero si hubiera que rescatar un solo elemento creo que sería la conquista de la libertad sobre los escombros de la seguridad. Es, en cierto modo, el tránsito de la infancia a la edad adulta. Las tutelas proveen estructuras, cubren necesidades básicas, etc., pero a cambio exigen sumisión y obediencia. Si se quiere libertad, se debe estar dispuesto a correr riesgos. En un esquema de libertad, ya no existen paternalismos a los que recurrir ante un fracaso. Ya nada está garantizado, excepto la posibilidad de liberar todo nuestro potencial para avanzar ante los obstáculos. Este esquema de libertad, tan denostado, ha dado lugar sin embargo a un desarrollo cultural, científico y económico sin precedentes en la historia de la humanidad. Las ideas liberales y el resurgimiento de la cultura clásica despertaron a Occidente de un letargo de casi mil años.
Sin embargo, el mito colectivista sigue ahí, latente. El deseo de una comunidad cerrada, de un orden más o menos estático, no se ha ido. ¿Será que el instinto de manada es, después de todo, una realidad inmanente?
miércoles, 10 de marzo de 2010
Laberinto
La única forma de salir de un laberinto es elevándose. ¿Será eso a lo que llaman disociación, mirar las cosas desde afuera?
¡Pero claro! ¿Cómo no me di cuenta antes? Hay que saber elevarse. Eso es todo.
¡Pero claro! ¿Cómo no me di cuenta antes? Hay que saber elevarse. Eso es todo.
martes, 9 de marzo de 2010
Trascendencia
Desde que me convertí en ateo que le doy vueltas al tema de la trascendencia.
¿El Universo es solo caos? ¿Todo lo que existe es producto de infinitos azares?
Si uno presta atención advierte que el caos como elemento creador está en todas partes, y eso, en principio, abonaría la hipótesis de que no existe nada más allá de las cosas en sí mismas.
El problema es que también existen muchas otras cosas en donde predomina el orden (ciclos de la naturaleza, mecanismos de funcionamiento celular, etc.). El orden hace pensar en cierta arquitectura, en un diseño inteligente que el concepto de caos no logra satisfacer (o al menos no logra satisfacerme).
Pienso también en la cantidad de cosas que durante siglos la humanidad ignoró y hoy son realidades tangibles, como la vida microscópica o la posibilidad de capturar imágenes y sonidos.
¿Existe, entonces, solo aquello que somos capaces de ver o comprender?
¿No será que la religión nos ha envenenado hasta tal punto que, al librarnos de ella, nos hemos vuelto sordos a estas posibilidades?
Me lo sigo preguntando.
¿El Universo es solo caos? ¿Todo lo que existe es producto de infinitos azares?
Si uno presta atención advierte que el caos como elemento creador está en todas partes, y eso, en principio, abonaría la hipótesis de que no existe nada más allá de las cosas en sí mismas.
El problema es que también existen muchas otras cosas en donde predomina el orden (ciclos de la naturaleza, mecanismos de funcionamiento celular, etc.). El orden hace pensar en cierta arquitectura, en un diseño inteligente que el concepto de caos no logra satisfacer (o al menos no logra satisfacerme).
Pienso también en la cantidad de cosas que durante siglos la humanidad ignoró y hoy son realidades tangibles, como la vida microscópica o la posibilidad de capturar imágenes y sonidos.
¿Existe, entonces, solo aquello que somos capaces de ver o comprender?
¿No será que la religión nos ha envenenado hasta tal punto que, al librarnos de ella, nos hemos vuelto sordos a estas posibilidades?
Me lo sigo preguntando.
jueves, 4 de marzo de 2010
domingo, 28 de febrero de 2010
Ideas
Cada vez que me encuentro con una idea nueva (me refiero a ideas importantes; esas que son capaces de dar por tierra con una determinada cosmovisión) termino pensando lo mismo: qué pelotudo era antes de darme cuenta de esto.
Y la recurrencia del hecho me ha llevado, por fin, a una sospecha terrible. Es posible que uno no deje de ser un pelotudo jamás, teniendo que contentarse simplemente con ser un poco menos pelotudo de lo que solía ser en el pasado. El mecanismo es simple: si toda vez que una nueva idea aparece se tiene la sensación de niebla disipada, ¿por qué no pensar que existen otras nieblas que, del mismo modo que la anterior, todavía somos incapaces de percibir?
Otra posibilidad sería que uno deje de ser un pelotudo en el mismo momento en que tiene conciencia de eso y se convierte en un constante disipador de niebla. Puede ser. Aunque es probable que esto también sea una simple artimaña paro no herir el ego de quien al menos intenta acercarse al fondo de las cosas. Porque digámoslo claramente: una cosa es ser pelotudo y hacer esfuerzos sobrehumanos para dejar de serlo, y otra muy distinta es ser pelotudo y andar por la vida de lo más satisfecho.
¿Será posible alguna vez, entonces, dejar de ser un pelotudo? Uno vive con esa ilusión.
jueves, 25 de febrero de 2010
Deporte
Hace ya varios días que he empezado a caminar de manera regular.
Si bien mi idea original era correr, leyendo algunas páginas en internet llegué a la conclusión de que lo más sensato (y con posibilidades de éxito) era salir de manera gradual de un sedentarismo que a esta altura ya forma parte de mis más caras tradiciones.
Bueno, no sé si sedentarismo sería la palabra, porque al hábito de caminar lo he tenido siempre, aunque desordenado (esto es, caminar siempre que se presenta la oportunidad, no como resultado de una rutina preestablecida). Digamos, entonces, ausencia de actividad deportiva regular. Si hay algo que lamento es que mis padres no me hayan inculcado el hábito de hacer deporte. Ya sé que es difícil inculcar un hábito que no se tiene, pero aún así lo lamento.
El programa, entonces, consta de tres fases. Primero, dos o tres semanas de caminatas diarias de unos treinta a cuarenta minutos. Segundo, caminatas combinadas con algo de trote. Y tercero, correr.
Esto es lo primero que tengo que hacer. Una vez cumplida esta etapa, pensaré en la posibilidad de un deporte complementario.
Todo corte con la holgazanería es una oportunidad para educar la voluntad. Trato, por lo tanto, de motivarme mucho por ese lado. La perseverencia es todo.
Si bien mi idea original era correr, leyendo algunas páginas en internet llegué a la conclusión de que lo más sensato (y con posibilidades de éxito) era salir de manera gradual de un sedentarismo que a esta altura ya forma parte de mis más caras tradiciones.
Bueno, no sé si sedentarismo sería la palabra, porque al hábito de caminar lo he tenido siempre, aunque desordenado (esto es, caminar siempre que se presenta la oportunidad, no como resultado de una rutina preestablecida). Digamos, entonces, ausencia de actividad deportiva regular. Si hay algo que lamento es que mis padres no me hayan inculcado el hábito de hacer deporte. Ya sé que es difícil inculcar un hábito que no se tiene, pero aún así lo lamento.
El programa, entonces, consta de tres fases. Primero, dos o tres semanas de caminatas diarias de unos treinta a cuarenta minutos. Segundo, caminatas combinadas con algo de trote. Y tercero, correr.
Esto es lo primero que tengo que hacer. Una vez cumplida esta etapa, pensaré en la posibilidad de un deporte complementario.
Todo corte con la holgazanería es una oportunidad para educar la voluntad. Trato, por lo tanto, de motivarme mucho por ese lado. La perseverencia es todo.
viernes, 12 de febrero de 2010
Importunado
Recién abro la ventana de mi cuarto y me encuentro con el tipo de seguridad que se da vuelta y me mira. Pero lo peor no es eso; yo lo miro y el muy desubicado en lugar de girar sigue mirándome. Obviamente me siento importunado. Estoy a un paso de insultarlo. Me contengo. Odio a los guardias de seguridad y a todas las personas que se dedican a la vigilancia. Tienen alma de cancerberos.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Mariposas
Recuerdo la fascinación que me producían de chico las mariposas.
En particular tengo grabada en mi retina una grande, de color negro y con salpicaduras amarillas. Iban seguido a una planta que estaba en el centro de nuestro jardín y yo, maravillado como todo niño que se topa por primera vez con las cosas esenciales, me quedaba absorto por unos segundos contemplando el vuelo bajo e irregular del extraño insecto que una y otra vez se posaba sobre las pequeñas flores.
Para un niño las maravillas del mundo son infinitas. Tal vez porque el mismo fenómeno de la vida lo es. Ahora bien, ¿a dónde va a parar esa mirada? ¿Es lógico el tedio en el que terminan tantas vidas? Yo creo que no. Es apenas un mal hábito. Algo que teníamos y nunca debimos haber perdido.
En particular tengo grabada en mi retina una grande, de color negro y con salpicaduras amarillas. Iban seguido a una planta que estaba en el centro de nuestro jardín y yo, maravillado como todo niño que se topa por primera vez con las cosas esenciales, me quedaba absorto por unos segundos contemplando el vuelo bajo e irregular del extraño insecto que una y otra vez se posaba sobre las pequeñas flores.
Para un niño las maravillas del mundo son infinitas. Tal vez porque el mismo fenómeno de la vida lo es. Ahora bien, ¿a dónde va a parar esa mirada? ¿Es lógico el tedio en el que terminan tantas vidas? Yo creo que no. Es apenas un mal hábito. Algo que teníamos y nunca debimos haber perdido.
martes, 2 de febrero de 2010
lunes, 1 de febrero de 2010
Rutas
Hay gente a la que la ruta la aburre. La consideran poco más que un estorbo entre su casa y el lugar de destino.
Yo no. Amo la ruta. Me encanta estar arriba del auto quemando kilómetros en paisajes abiertos. Me encanta esa expansión de los sentidos en contacto con lo esencial, la libertad del horizonte que se pierde.
Reconozco que las rutas siempre han ejercido cierta fascinación en mí. Tal vez porque me parecen una gran metáfora de la vida misma.
Yo no. Amo la ruta. Me encanta estar arriba del auto quemando kilómetros en paisajes abiertos. Me encanta esa expansión de los sentidos en contacto con lo esencial, la libertad del horizonte que se pierde.
Reconozco que las rutas siempre han ejercido cierta fascinación en mí. Tal vez porque me parecen una gran metáfora de la vida misma.
miércoles, 27 de enero de 2010
Calor
Es increíble la forma en que el calor condiciona mi rendimiento, tanto físico como mental.
Lo cual provoca un hecho paradójico: en verano, que es cuando más tiempo libre tengo, caigo en la peor de las improductividades. Intento leer mucho, clarificarme, etc., pero nada. Todo va consumiéndose en el fuego casi literal de los días. No hay caso: lo mío es el invierno.
Lo cual provoca un hecho paradójico: en verano, que es cuando más tiempo libre tengo, caigo en la peor de las improductividades. Intento leer mucho, clarificarme, etc., pero nada. Todo va consumiéndose en el fuego casi literal de los días. No hay caso: lo mío es el invierno.
sábado, 23 de enero de 2010
Máscaras
Hay que tener mucho cuidado con las máscaras que uno se pone.
Con el tiempo terminan pegándose a la cara y ya resulta casi imposible sacárselas.
Con el tiempo terminan pegándose a la cara y ya resulta casi imposible sacárselas.
martes, 19 de enero de 2010
Grandes cazadores
Chile acaba de elegir presidente a un hombre cuya fortuna personal se calcula en unos 2.000 millones de dólares.
Que se sepa, no la hizo robando o por medio de maniobras turbias, sino de la forma en que suelen hacerla los grandes empresarios: con audacia, coraje y una fe inquebrantable en sí mismos.
Haciendo un paralelo con sociedades antiguas, estos tipos serían la versión moderna de los grandes cazadores. Un empresario es, a su modo, un gran cazador, considerando que es quien mejor juega el juego de la supervivencia tal cual está planteado. Pensémoslo bien: audacia, coraje, voluntad, ¿no son esos los atributos de un gran hombre?
Tal vez ahí se esconda la clave de esta elección: las sociedades sanas desean ser conducidas por grandes hombres a los cuales parecerse (o superar, por qué no). Desean, en fin, grandes cazadores.
Que se sepa, no la hizo robando o por medio de maniobras turbias, sino de la forma en que suelen hacerla los grandes empresarios: con audacia, coraje y una fe inquebrantable en sí mismos.
Haciendo un paralelo con sociedades antiguas, estos tipos serían la versión moderna de los grandes cazadores. Un empresario es, a su modo, un gran cazador, considerando que es quien mejor juega el juego de la supervivencia tal cual está planteado. Pensémoslo bien: audacia, coraje, voluntad, ¿no son esos los atributos de un gran hombre?
Tal vez ahí se esconda la clave de esta elección: las sociedades sanas desean ser conducidas por grandes hombres a los cuales parecerse (o superar, por qué no). Desean, en fin, grandes cazadores.
lunes, 18 de enero de 2010
Certeza
La vida disculpa casi cualquier cosa, hasta la crueldad o el cinismo.
Lo que no disculpa, jamás, es la insignificancia.
Lo que no disculpa, jamás, es la insignificancia.
sábado, 16 de enero de 2010
Km 33
Este blog iba a llamarse "Reflexiones de un caminante", pero algún cretino cuyo nombre y cara desconozco decidió usar el dominio antes que yo. En los blogs, como en la vida, el que llega primero llega dos veces. Da igual. O no. El hecho de tener que descartar "Reflexiones..." me obligó a buscar una alternativa y así fue como surgió "Apuntes..." que me parece incluso mejor, más corto, amplio y provisorio.
Acá estoy, entonces, después de este largo recorrido de 33 años, con muchas cosas en el debe y algunas en el haber pero, fundamentalmente, con la seguridad de haber dado con la hoja de ruta que durante tanto tiempo estuve buscando.
La buena noticia es esa: tengo una hoja de ruta. La mala (no es mala en realidad, lo sé) es que se acabaron las excusas.
Acá estoy, entonces, después de este largo recorrido de 33 años, con muchas cosas en el debe y algunas en el haber pero, fundamentalmente, con la seguridad de haber dado con la hoja de ruta que durante tanto tiempo estuve buscando.
La buena noticia es esa: tengo una hoja de ruta. La mala (no es mala en realidad, lo sé) es que se acabaron las excusas.
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