El problema de fondo no son los políticos. Los políticos son, en su gran mayoría, oportunistas en busca de poder. Dicen lo que la masa tosca quiere escuchar. El problema de fondo es cultural y está en esa mayoría embrutecida e ignorante que prefiere pensar que las cosas son fáciles y que tiene derecho a una vida maravillosa a cambio de nada. Más: que si hasta ahora no la ha tenido es porque una minúscula banda de miserables (siempre difusa y esquiva) se la ha robado. Y no, la verdad es que en la mayoría de los casos no les han robado nada. Simplemente ellos se han robado a sí mismos. En particular, la esencial convicción de que todo, en última instancia, está en sus manos. Se debilitan. Se mutilan. Pero no contentos con eso esparcen su impotencia e intentan mutilar también a quienes los rodean inyectándoles el veneno que los ha hecho arrastrarse durante siglos: la rueda interminable y eterna de la demagogia.
2 comentarios:
Esto es más o menos la democracia actual: una mayoría seducida por demagogos que condena al resto a vivir en manos de irresponsables.
A los platos rotos los pagamos todos, eso sí.
Este es un hermoso sistema en el que uno paga por las malas decisiones que no tomó.
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