lunes, 9 de agosto de 2010

Cuentos inconclusos

"Al salir del edificio, O’ Connor sintió por fin que las cosas empezaban a mejorar. La separación de Claudia, la muerte prematura de su padre, todo parecía ahora una pesadilla absurda que lo había dejado paralizado durante casi un año. Sí, tenía que mudarse. Su vida se había poblado de fantasmas y necesitaba un lugar donde acallar su pasado. Además, el departamento era muy lindo. Eso era innegable. Por fin podría vivir en un lugar acorde con sus expectativas y, por qué no, con sus necesidades. Un hombre afortunado. Eso había dicho el martillero al salir del edificio y O’ Connor estaba ahora dispuesto a creerlo. Al menos por un tiempo. Se subió las solapas del sobretodo y siguió caminando, distraído, hasta perderse por uno de los túneles del subterráneo..."

1 comentario:

Julián dijo...

Esto es algo que escribí hace un par de años. No es que se reduzca a este párrafo. De hecho, eran unas tres hojas, pero me empantané al final, me cansé y lo dejé. Con todo, esta introducción tiene algo que me gusta mucho. El tono, el ritmo. Casi podría pensar esto como un género en sí mismo. El género de los holgazanes con alguna inquietud intermitente para la escritura.