martes, 16 de marzo de 2010

Liberalismo

El problema del liberalismo es que exige más de lo que mucha gente puede dar.
En realidad, por sobre todo, exige una cualidad moral de la que muchos carecen: responsabilidad sobre uno mismo y su destino.
Podrían decirse muchas cosas del paso de la Edad Media a la modernidad, pero si hubiera que rescatar un solo elemento creo que sería la conquista de la libertad sobre los escombros de la seguridad. Es, en cierto modo, el tránsito de la infancia a la edad adulta. Las tutelas proveen estructuras, cubren necesidades básicas, etc., pero a cambio exigen sumisión y obediencia. Si se quiere libertad, se debe estar dispuesto a correr riesgos. En un esquema de libertad, ya no existen paternalismos a los que recurrir ante un fracaso. Ya nada está garantizado, excepto la posibilidad de liberar todo nuestro potencial para avanzar ante los obstáculos. Este esquema de libertad, tan denostado, ha dado lugar sin embargo a un desarrollo cultural, científico y económico sin precedentes en la historia de la humanidad. Las ideas liberales y el resurgimiento de la cultura clásica despertaron a Occidente de un letargo de casi mil años.
Sin embargo, el mito colectivista sigue ahí, latente. El deseo de una comunidad cerrada, de un orden más o menos estático, no se ha ido. ¿Será que el instinto de manada es, después de todo, una realidad inmanente?

2 comentarios:

Kco dijo...

no dudo en la respuesta: absolutamente inmanente.

Julián dijo...

Eso mismo pensaba yo.
95%, manada.