miércoles, 27 de enero de 2010

Calor

Es increíble la forma en que el calor condiciona mi rendimiento, tanto físico como mental.
Lo cual provoca un hecho paradójico: en verano, que es cuando más tiempo libre tengo, caigo en la peor de las improductividades. Intento leer mucho, clarificarme, etc., pero nada. Todo va consumiéndose en el fuego casi literal de los días. No hay caso: lo mío es el invierno.

sábado, 23 de enero de 2010

Máscaras

Hay que tener mucho cuidado con las máscaras que uno se pone.
Con el tiempo terminan pegándose a la cara y ya resulta casi imposible sacárselas.
 

martes, 19 de enero de 2010

Grandes cazadores

Chile acaba de elegir presidente a un hombre cuya fortuna personal se calcula en unos 2.000 millones de dólares.
Que se sepa, no la hizo robando o por medio de maniobras turbias, sino de la forma en que suelen hacerla los grandes empresarios: con audacia, coraje y una fe inquebrantable en sí mismos.
Haciendo un paralelo con sociedades antiguas, estos tipos serían la versión moderna de los grandes cazadores. Un empresario es, a su modo, un gran cazador, considerando que es quien mejor juega el juego de la supervivencia tal cual está planteado. Pensémoslo bien: audacia, coraje, voluntad, ¿no son esos los atributos de un gran hombre?
Tal vez ahí se esconda la clave de esta elección: las sociedades sanas desean ser conducidas por grandes hombres a los cuales parecerse (o superar, por qué no). Desean, en fin, grandes cazadores.

lunes, 18 de enero de 2010

Certeza

La vida disculpa casi cualquier cosa, hasta la crueldad o el cinismo.
Lo que no disculpa, jamás, es la insignificancia.

sábado, 16 de enero de 2010

Km 33

Este blog iba a llamarse "Reflexiones de un caminante", pero algún cretino cuyo nombre y cara desconozco decidió usar el dominio antes que yo. En los blogs, como en la vida, el que llega primero llega dos veces. Da igual. O no. El hecho de tener que descartar "Reflexiones..." me obligó a buscar una alternativa y así fue como surgió "Apuntes..." que me parece incluso mejor, más corto, amplio y provisorio.
Acá estoy, entonces, después de este largo recorrido de 33 años, con muchas cosas en el debe y algunas en el haber pero, fundamentalmente, con la seguridad de haber dado con la hoja de ruta que durante tanto tiempo estuve buscando.
La buena noticia es esa: tengo una hoja de ruta. La mala (no es mala en realidad, lo sé) es que se acabaron las excusas.