Chile acaba de elegir presidente a un hombre cuya fortuna personal se calcula en unos 2.000 millones de dólares.
Que se sepa, no la hizo robando o por medio de maniobras turbias, sino de la forma en que suelen hacerla los grandes empresarios: con audacia, coraje y una fe inquebrantable en sí mismos.
Haciendo un paralelo con sociedades antiguas, estos tipos serían la versión moderna de los grandes cazadores. Un empresario es, a su modo, un gran cazador, considerando que es quien mejor juega el juego de la supervivencia tal cual está planteado. Pensémoslo bien: audacia, coraje, voluntad, ¿no son esos los atributos de un gran hombre?
Tal vez ahí se esconda la clave de esta elección: las sociedades sanas desean ser conducidas por grandes hombres a los cuales parecerse (o superar, por qué no). Desean, en fin, grandes cazadores.
3 comentarios:
buenas, un placer leerte, juli.
a propósito, http://graciassarmiento.blogspot.com/
Qué hacés, pibe!
Bienvenido!
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