lunes, 5 de julio de 2010

Hay un punto en el que ciertos caminos no tienen vuelta atrás.
Uno consigue lo que busca o literalmente se va a la mierda.
Una especie de crossroad, de laberinto en donde los senderos se desdibujan a nuestras espaldas. Se sigue caminando y no se sabe si en el horizonte nos espera el destino que soñamos o un precipicio. No lo sabemos, pero por alguna razón seguimos caminando y confiamos en el camino elegido. Y está bien así. Después de todo, nuestras elecciones son una de las pocas cosas que verdaderamente nos pertenecen.

2 comentarios:

Sk dijo...

Vivir es elegir constantemente, incluso cuando creemos que no lo estamos haciendo. Nadie se zafa. Nuestras elecciones nos pertenen, definen, y sobre todo, enseñan.

Julián dijo...

Tal cual. Nos definen muchísimo.