sábado, 31 de diciembre de 2011

Balance para 2011: todo pudo ser mejor.
Y ahora que lo pienso, casi podría decir que ésa es para mí una auténtica declaración de principios.
Tanto, que hasta podría considerarla una seria candidata para mi epitafio.
Bueno, en fin, demasiada filosofía para un fin de año.
Hora de enfriar bien el champagne.
Salud!

4 comentarios:

n., dijo...

Salud, Jay!

Julián dijo...

Beso, nena!
Que tengas un gran 2012.

Kco dijo...

hoy leía una entrada del blog de uno de mis gurús (seth godin) y decía, palabra más, palabra menos, que más que objetivos, lo que uno necesitaba era "commitment".

no una sino varias veces me senté a escribir mis objetivos para el año que arrancaba, y sin embargo no por eso los cumplía.

lo verdaderamente duro es el compromiso (a fuego) con esos objetivos.

este año (al igual que el año pasado) no estoy escribiendo nada. quizás en lo que quede de enero clarifique las cosas y me arriesgue nuevamente a planificar todo lo que quiero hacer.

quizás no.

veremos.

Julián dijo...

Sí, es así.
Una hoja con objetivos, per se, no vale nada.
Lo importante es el commitment, la determinación, el compromiso, con esos objetivos.
Tengo que repasar el resumen del libro de Covey.
Ahí el tipo decía que un objetivo incumplido se podía deber a dos razones: la primera, que en verdad no nos interesaba realmente (en cuyo caso hay que reformular la lista de objetivos; la segunda, flojera, debilidad de carácter (en cuyo caso había que trabajar la fortaleza mental, vía compromisos con uno mismo en donde el incumplimiento te hace perder autorespeto).
Como todo, es una gimnasia. Las primeras veces, por más libro que leas, no vas a ser consistente. Pero si machacás una y otra vez esas ideas, te vas transformando en lo que leés.
Hay una frase que me gusta mucho: "Si no lo sos, actuá como si lo fueras hasta que lo seas".
Parece una pelotudez, pero hay una verdad muy profunda ahí: en el hábito se forma un carácter.