lunes, 1 de noviembre de 2010

Silencio (*)

Qué arte sutil y difícil el de aprender a cerrar la boca. Y sin embargo, por momentos, no hay manifestación más acabada de la inteligencia que el silencio. "Al hombre le toma dos años aprender a hablar y sesenta aprender a callar". ¡Cuánta razón tenías, Ernest!

* Dedicado a a., un lúcido frecuentador de este tópico.
 

3 comentarios:

Bellis dijo...

Un locutor de un programa zonal de radio decía que uno se arrepiente más de lo que deja de hacer que de lo que realmente hace. Pero creo que esto es muy relativo, ya que a veces arruinamos relaciones muy importantes por dejarnos llevar por las pasiones.

Todo tipo de sutileza y de medida justa es una suerte de arte que se adquiere con la práctica. Hay que saber hablar cuando hay que hablar y callarse cuando no hay nada que decir. Pero no es fácil encontrar el punto justo.

No es fácil para todos ser diplomático.

¡Saludos!

Julián dijo...

Por eso digo que es un arte. Hay momentos en que es imprescindible abrir la boca. No menos cierto es que en muchos otros es imprescindible cerrarla. Como con todas las cosas, solo quien realmente pretende dominarlo podrá hacerlo algún día.

Julián dijo...

Me temo que la propia índole de este post no favorece la aparición de comentarios...