jueves, 29 de abril de 2010

Me gustan las ciudades con recovecos, pasajes, escaleras y calles estrechas. Prefiero intuir el horizonte más que verlo. Me aburren los dameros españoles. Son un vil engaño. Una falsa normalidad. No hay caso, tengo alma de flaneur.
Por lo general en Martínez no me gan ganas de tomar o fumarme un cigarrito.
¿Será esto una buena o una mala señal? Supongo que mala.

miércoles, 21 de abril de 2010

lunes, 19 de abril de 2010

Hasta hace unos años su hobbie favorito era hacer música.
Ahora le gusta escucharla, tomar algo y acostarse a cualquier hora. Los hábitos cambian, sí, pero el fondo es siempre el mismo.
Busca, busca, y al final encuentra. Le gusta dejar todo hecho un quilombo.


jueves, 15 de abril de 2010

sábado, 10 de abril de 2010

Tres días (*)

¿Se podrá condensar en apenas tres días lo esencial de una vida? ¿Se podrá vivir y aprender lo suficiente? En realidad, uno nunca sabe cuándo van a llegar esas cosas que dejan huellas ni tampoco cuánto habrán de durar. A veces llegan cuando uno no está preparado, y no son. O sí, son aprendizaje, si se está en condiciones de aprender. Como sea, hay que estar preparado para que todo pueda, eventualmente, condensarse en tres días. Porque si hay algo imperdonable es contar con tres días y no saber aprovecharlos. A veces es necesario aprender durante treinta años para vivir tres días. La vida es así.

* A Ernest Hemingway

martes, 6 de abril de 2010

The secret

Hoy tuve una segunda prueba fuerte de la eficacia de la ley de la atracción. No voy a decir qué fue porque no viene al caso. Pero el hecho es que cada vez creo más en esto. Somos (o terminamos siendo) lo que pensamos.
 

domingo, 4 de abril de 2010

Épocas

Hay gente que tiene una tendencia muy marcada a creer que nació en una mala época, que podría haber sido más feliz si hubiera nacido en tal o cual otro momento (de hecho, yo era una de esas personas). Ahora lo veo de otra forma: por lo general, lo que uno siente con respecto al mundo habla mucho más de uno que del mundo mismo. Uno pone el foco en aquello que mejor sintoniza con su estado de ánimo, y en realidad creo que las cosas son lo bastante complejas e interesantes como para vivir en un estado de rechazo. No, definitivamente no creo que esta sea una mala época. De hecho, me parece una de las épocas más interesantes que nos han tocado. Me siento tremendamente agradecido de estar vivo en este momento.

Argentina

Hace unos días participé de una discusión en la que dije que no creía en Argentina (dije incluso que la odiaba, lo cual no es cierto; la idea era reflejar la frustración que me producía un país empecinado en el fracaso, pero creo que igual no se entendió bien). Lo que me gustaría remarcar es mi convicción de que en ciertos casos la lucha no tiene sentido. Cuando una sociedad persiste en el error de manera sistemática y no muestra la más mínima voluntad de aprender de sus fracasos y evolucionar, quedar en minoría es la fórmula perfecta para la frustración. Uno argumenta, trata de debatir posiciones de manera más o menos racional, y lo único que encuentra son pasiones desbordadas, intereses mezquinos, caprichos e ignorancia. Creo que la lucha tiene sentido cuando es individual o cuando es colectiva pero existe disposición a aprender y debatir (en la individual, se entiende, todo depende de nosotros y es mucho más fácil). No niego que ha habido mucha gente que ha luchado en entornos difíciles y en apariencia inmodificables, como Sarmiento en la Argentina del siglo XIX. Pero, como dije también entonces, yo no soy Sarmiento ni tengo alma de mártir. Me gustan las sociedades (y las personas) que son capaces de aprender la lección y evolucionar, no las que intentan justificar sus miserias con chivos expiatorios. Me gusta sentir que el esfuerzo y los malos tragos tienen un sentido, que los fracasos son instancias de aprendizaje que van a terminar por desnudar aquello que no funciona. Cuando no es así (como con Argentina) todo me resulta vano e insoportable. Necesito esa clave para entusiasmarme y no la encuentro. Y no, definitivamente no me interesa que me claven a ninguna cruz.