jueves, 8 de septiembre de 2011

Hace unos días estaba en Austria echado en el sillón, viendo un poco de tele y tomando unas cervezas. De golpe, sentí un bajo que empezaba a sonar en la terraza del edificio de enfrente.
Era de noche, con lo que el ambiente favorecía la evocación. Recordé mis épocas de banda, la emoción de la composición, la adrenalina de saber que en algún momento eso que se estaba creando sería tocado en vivo, el feedback (o no) con el público.
Lo extraño de mi último vivo es que tenía una conciencia pasmosa de que lo era. Por lo tanto, lo que tenía de lúgubre (algo, no demasiado) lo compensaba con la intensidad de saber que se acabaría y que tenía que disfrutarlo al máximo. Cuando me bajé del escenario pensé: "bueno, se terminó, es muy probable que nunca más vuelvas a hacer esto". Recordé también que eso mismo había pensado con Amnistía, mi primera banda, y sonreí.
A veces me sigo preguntando si aquel recital fue, efectivamente, el último de mi vida.
Y la verdad, se los confieso, no estoy seguro.

7 comentarios:

Kco dijo...

yo cuando estudiaba en el conservatorio estaba convencido de que iba a hacer muchísima música de nuevo. tanto, que imaginaba que todo lo anterior sería apenas un preámbulo.

han pasado dos años desde que abandoné y si bien no podría asegurar que quizás más adelante lo retome, hoy lo dudo mucho.

a. dijo...

en mi caso el problema de afrontar un proyecto musical es que tengo que estar 100% involucrado emocionalmente.

Julián dijo...

En mi caso, particularmente en la época de Hollow e incluso algún tiempo más después, estaba absolutamente involucrado emocionalmente.
Tenía una necesidad física de componer y tocar grunge. Era algo así como el canal por el cual mi yo se expresaba.
Hoy, al menos por ahora, no siento eso. Bah, me cuesta definirlo. Yo con la música estoy involucrado emocionalmente siempre, aunque hoy es quizás un involucramiento más hedonista y menos catártico. Tiene una cosa más celebratoria, aunque no por eso menos profunda.
Por el momento no siento deseos de componer (no lo he sentido desde que abandoné el grunge), pero nunca se sabe. A esta altura me sale tan naturalmente que nunca se sabe. Pero bueno, sea tocando temas propios, sea armando una banda de covers de rock clásico y blues, tengo la impresión de que algo en algún momento va a haber. No ahora, eso es clarísimo. Pero en un futuro es muy probable. Básicamente porque me divierte mucho, lo cual es una razón inmejorable para estar en contacto con algo.

Julián dijo...

Quién sabe, hasta quizás me vuelvo a colgar el viejo y querido Ibanez.
A mí el bajo siempre me encantó para tocar en una banda. Es buenísimo.

n., dijo...

Qué ganas de subirme a un escenario que tengo!

Un beso, Jay :)

Julián dijo...

Just do it.

Beso, nena!

n., dijo...

I will.

=)