Hay cosas que han pasado hace tanto tiempo, en una versión tan remota e irreconocible de nuestro yo, que uno tiene la impresión de que han sucedido en un sueño, o que acaso no sucedieron nunca.
Por azar acabo de reconocer en una fotografía el piso de una vieja casa en la que jugaba cuando era un niño. Pensé: "¿realmente estuve ahí?". Y no, claramente yo no estuve. Estuvo otro.
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