Harto de la barbarie, de la brutalidad, de la total ausencia del sentido de la estética y el honor, gradualmente he ido alejándome del fútbol en general y de mi amado Boca en particular.
Gracias Alemania por devolverme esa emoción perdida. Gracias por demostrar que se puede aspirar a la perfección en los estrechos límites de una cancha. Gracias por tu fútbol total, por tu impiedad, por tu grandeza.
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