lunes, 6 de diciembre de 2010

Café

Después de algunos meses de haber sido expulsado del paraíso (creo que ya les hablé de mi viejo café y su posterior conversión en antro expendedor de minutas) me complace saber que he encontrado un nuevo y cálido rincón desde donde contemplar el mundo. No es el típico cafetín porteño con boisserie y todas esas cosas que a mi tanto suelen gustarme, sino un moderno café de frente vidriado. Dicho así suena casi a una claudicación, pero no, su encanto principal reside en la vista que tengo desde mi mesa y en esos enormes vidrios que me hacen sentir como si estuviera en la calle. Es probable también que yo no sea el mismo que frecuentaba el viejo café y que aún en el caso de una hipotética reapertura ya no volviera. Quién sabe. Tal vez los expendedores de milanesas me hayan hecho un favor. Que uno disfrute de algo, sean cosas o personas, no significa que no haya un mundo por descubrir más allá de ese algo. El solo hecho de tenerlo claro debería ayudarnos a ser menos apegados y dependientes, lo que es decir más libres.

4 comentarios:

Kco dijo...

tenés algo más o menos fijo a la hora de encargar comestible y/o beberaje?

Kco dijo...

a mí en los cafés me gusta mucho el feca con leche y el tostado de jamón y queso en miga negra.

Julián dijo...

Muy buen combo.
Yo ahora hace rato que estoy pidiendo café con leche y tostadas de pan negro con queso diet y mermelada.
Las medialunas son cada vez más infrecuentes.

a. dijo...

yo frecuento un cafetín del microcentro. siempre en la barra y de pareti. cortado chico, vasito de soda, vigilante con pastelera o media luna salada o tostado.